Resumen

Al Herbalife Gran Canaria se le pegaron las sábanas, pero despertó con el tiempo suficiente como para reaccionar. Los amarillos tuvieron que sudar tinta china para llevarse el triunfo ante un Estudiantes que hizo un enorme partido ofensivamente hablando y que supo aprovechar los errores defensivos de su rival para quedarse cerca de dar un campanazo. De hecho, la reacción amarilla llegaría en el tercer cuarto después de no haber estado casi siempre por detrás en el marcador y siempre por detrás en las sensaciones. Desde que la maquinaria amarilla se puso el mono de trabajo en defensa, el choque fue variando y acabó decantándose del lado local.
Como un rayo. Como una apisonadora triplista. Como una máquina de anotar. La filosofía de Estudiantes cogió desprevenido en el inicio del choque a un Granca que estaba sufriendo el espectacular acierto de los visitantes desde el 6.75. Alec Brown, especialmente entonado, acribilló a un cuadro, el insular, obligado a remar contracorriente demasiado pronto. El baloncesto de los de Maldonado fluía sin problema y a los amarillos les hacía falta un puntito más de intensidad atrás para tomar las riendas del choque. No obstante, retar a este Gran Canaria al juego de ver quién anota más puntos puede ser un arma de doble filo que puede acabar pasando factura.
A pesar de ello, el ritmo anotador comenzó a decaer con el paso de los minutos. Ambos conjuntos estaban sumando puntos con solvencia, pero en menor medida que en los primeros diez minutos. Esa circunstancia fue meramente transitoria ya que, después de varios intercambios de canastas en los que los amarillos llegaron a ponerse por delante en el marcador, el Estudiantes subió tanto su ritmo ofensivo como su acierto. Los sistemas estudiantiles funcionaban muy bien, su toma de decisiones era muy certera y el daño que hacían a la defensa amarilla a través de los bloqueos demostraba qué equipo estaba teniendo mejores sensaciones sobre la pista.
Lo cierto es que los estudiantiles no cerraron el grifo, ni siquiera, tras el descanso. Los puntos continuaban llegando ya fuera desde el triple o debajo de la canasta. El Granca parecía estar medio groggy y sólo Paulí transmitía sensaciones de estar plenamente activado. Aun así, el verdadero problema de los isleños era la protección de su aro. El equipo de Casimiro no terminaba de encontrarse y Estudiantes aprovechaba cada hueco, cada resquicio para anotar. La falta de contundencia era evidente en el seno de los claretianos, pero un tiempo muerto en un momento delicado abrió una puerta clara a la reacción que necesitaban para poder igualar fuerzas.
Dos minutos donde la intensidad atrás de los amarillos creció fueron suficientes como para acercarse en el marcador y hacer dudar a Estudiantes. Maldonado lo quiso parar y, en cierto modo, mantenía el control del marcador, pero ya no dominaba tanto las sensaciones sobre el juego. El Granca empezaba a notar el picorcito tanto en defensa como en ataque, siendo éste último aspecto territorio Seeley; el americano estaba cuajando unos minutos muy buenos, asumiendo responsabilidades y queriendo ser protagonista cuando su equipo lo necesitaba. Sin embargo, los de la capital frenaron un poco el vendaval amarillo justo en casi su instante más complicado de la mañana.
Un triple de Báez ponía el partido en un puño a menos de tres minutos para el final. El Gran Canaria se vino arriba y los grancanarios mantuvieron su camino, creciendo dentro del encuentro, corrigiendo sus errores y asumiendo que había que hacer un esfuerzo extra para ganar. Las cartas estaban sobre la mesa y se avecinaba un final de infarto.
Con todo por decidir, otro triple de Eulis Báez ponía al Granca con dos puntos de ventaja más posesión después de que el propio jugador dominicano robase el balón, pero los insulares no fueron capaces de sacarle partido a ese ataque y el Estu recuperó la bola. Alec Brown asumió el tiro ganador sin demasiado éxito y el rebote acabó en las manos de Seeley, algo que finiquitó el partido para alegría de la afición local.
Al Herbalife Gran Canaria le bastó una reacción que empezó a fraguarse en el tercer cuarto para llevarse un partido en el que la sensación de dominio la llevó el Estudiantes. Desde que la maquinaria amarilla se puso a defender con una pizca más de intensidad el equipo cambió de cara para llevarse un triunfo que le mantiene firme en la zona noble de la Liga Endesa justo antes del parón por los Ventanas.