Resumen
Todas las previas hablaban del ‘infierno turco’. Y más que entre cenizas y calor, el partido de octavos ante Turquía se jugó en el barro. Una batalla de constantes contactos y defensas agobiantes que necesitaron de la chispa de Ricky y el Chacho para desencallar un embrollo que en el tercer periodo se puso realmente feo. Pero Scariolo supo reaccionar y se jugó los minutos calientes con los dos bases, Juancho y los hermanos Gasol. Y España certificó el pase a cuartos de final donde espera Alemania.
No ofreció la selección la mejor versión del campeonato, pero en un registro menos brillante consiguió superar las adversidades y seguir adelante en el Eurobasket. Tirando de tópicos, de esos partidos que «hay que ganar cómo sea». Hubo fallos defensivos y un ataque menos fluido que de costumbre, pero a Turquía le faltaron argumentos para realmente competir por el encuentro. Fue más el corazón que el talento lo que permitió a la anfitriona pelear de tú a tú hasta los últimos cinco minutos del partido. Ahí apareció un Ricky pletórico, con la confianza por las nubes, para sentenciar.
Fue precisamente un triple de Ricky y un contraataque de Navarro los que permitieron a España empezar con un parcial de 5-0, pero como ocurrió ante Croacia, la selección se contagió del juego del rival, perdiendo esa verticalidad que la hace intratable. Hubo menos transiciones y los Gasol, en estático, sufrieron el inteligente 2×1 de Turquía, muy intensa en defensa. El infierno era una realidad.
Aún y así, España llevó la voz cantante en el marcador desde el inicio, acabando el primer cuarto con un 19-10 tras un rebote ofensivo de Oriola. Acusó la selección las dos faltas de Juancho, que apenas jugó tres minutos en la primera mitad. Sí estuvo el Chacho inspirado en la dirección y el tiro. El canario conectó con Pau, más terrenal de lo habitual, pero Korkmaz sostenía a la anfitriona en el choque. Su elegancia, unida a la persistencia de Osman, castigaban los fallos de España. Al descanso, 33-25.
‘Necesitamos mantener la cabeza fría y no perder la concentración’, dijo Pau Gasol antes del partido. ‘Debemos controlar el rebote y minimizar las pérdidas’, añadía Scariolo. Con esas ideas salió España tras el descanso, pero el bloqueo mental en ataque fue a más. Pocas ideas, poca movilidad y demasiado empeño en buscar a Pau dentro -muy bien defendido por Osman-. Eso, unido a una defensa que permitió canastas fáciles, dio alas a Turquía, que cada vez fue creciéndose hasta creerse capaz de superar a la campeona de Europa.
Se desesperaba Scariolo en la banda con cada defensa de sus jugadores. Mahmutoglu despertaba y por momentos las selecciones sufría una pérdida de identidad en el peor momento, aunque nunca perdió el liderato en el marcador. El Chacho, sobre la bocina, anotaba un gran triple para abrir otra vez la brecha hasta los seis puntos antes del último cuarto (49-43).
Y puede ser que ese triple reactivase a la selección, que en el último cuarto recuperó ese nivel al que nos tiene habitual y selló el pase a cuartos con un quinteto prácticamente inmejorable: Chacho, Ricky, Juancho y los Gasol. El camino del oro continúa.